Am.b.
Tanta virtud tu corazón inspira,
que piensa el vulgo de entusiasmo lleno,
que, al mirarlo tan bueno,
el mismo Dios que lo crió lo admira.
Tanta virtud tu corazón inspira,
que piensa el vulgo de entusiasmo lleno,
que, al mirarlo tan bueno,
el mismo Dios que lo crió lo admira.