Fuga
No murmurabas nada,
eras el ocio enfermo
que salía a tomar sol,
con semblante amarillo
y una varita de hada.
Decías otros nombres,
luego te diluías en las tardes nubladas.
El peligro del mar, era muy poco entonces,
y con hijos del miedo llegabas a las playas.
Fuiste a ver los canarios que salvarían al mundo,
y de oscuros hangares sus voces te gritaban:
-¡La filicida boca del hambriento Saturno
acecha nuestras almas desde nubes que pasan!-
Esa crónica amarga desarregló tu vida
cuando en las otras costas tu nombre yo exhumaba.
Luego, llegaron aves
volando en espirales
y con fuertes graznidos
nos atemorizaban.
Escapé a la mirada temprana de tu augurio;
con el trote ascendente que a los suspiros cansa.
Te perdí cuando estabas por conocer el drama,
y vine a recobrarte
cuando empezó la Riada.
Hoy tiemblas junto a mí,
hoy la creación me agrada...
Regálame un momento para tocar tu alma.
Antes que de las cuevas... todos los diablos salgan;
en especial, los míos,
qué tanto daño causan.
No murmurabas nada,
eras el ocio enfermo
que salía a tomar sol,
con semblante amarillo
y una varita de hada.
Decías otros nombres,
luego te diluías en las tardes nubladas.
El peligro del mar, era muy poco entonces,
y con hijos del miedo llegabas a las playas.
Fuiste a ver los canarios que salvarían al mundo,
y de oscuros hangares sus voces te gritaban:
-¡La filicida boca del hambriento Saturno
acecha nuestras almas desde nubes que pasan!-
Esa crónica amarga desarregló tu vida
cuando en las otras costas tu nombre yo exhumaba.
Luego, llegaron aves
volando en espirales
y con fuertes graznidos
nos atemorizaban.
Escapé a la mirada temprana de tu augurio;
con el trote ascendente que a los suspiros cansa.
Te perdí cuando estabas por conocer el drama,
y vine a recobrarte
cuando empezó la Riada.
Hoy tiemblas junto a mí,
hoy la creación me agrada...
Regálame un momento para tocar tu alma.
Antes que de las cuevas... todos los diablos salgan;
en especial, los míos,
qué tanto daño causan.