Letrilla xxii
La fiesta en el río
Ir suele en la siesta
mi dueño querido
a perder las horas
jugando en el río.
En tan claro espejo
su rostro divino
se adorna la esquiva
con rico atavío;
y a veces ufana
prende de sus rizos
las flores que coge
del margen florido:
mas yo por ajarle
tocado tan lindo,
dos guijas le arrojo
desde el verde aliso;
en el agua caen
con grato sonido,
salpicando a Dafne
de humor cristalino.
La fiesta en el río
Ir suele en la siesta
mi dueño querido
a perder las horas
jugando en el río.
En tan claro espejo
su rostro divino
se adorna la esquiva
con rico atavío;
y a veces ufana
prende de sus rizos
las flores que coge
del margen florido:
mas yo por ajarle
tocado tan lindo,
dos guijas le arrojo
desde el verde aliso;
en el agua caen
con grato sonido,
salpicando a Dafne
de humor cristalino.