A la deriva
a Elena Cabrejas
Hemos padecido demasiado
con el desamparo
de los símbolos.
Los matices y los ritmos continúan
aunque ahogan
de vacíos.
El corazón
es una durísima coraza
y en la cabeza sobrenada
la nada
sobre un camalote a la deriva.
a Elena Cabrejas
Hemos padecido demasiado
con el desamparo
de los símbolos.
Los matices y los ritmos continúan
aunque ahogan
de vacíos.
El corazón
es una durísima coraza
y en la cabeza sobrenada
la nada
sobre un camalote a la deriva.