Poemillas
Esta noche no duermas.
Grupos de niños y mujeres
vuelan por encima de las calles.
Es muy extraño todo…
yo no puedo explicarte.
Algunos me dijeron
que se ha enfermado el aire.
Esta noche no duermas,
no salgas como antes;
defiende bien tu nombre.
Hasta oír aleteos
de querubines y ángeles.
II
Un sol cansado
veía desde el oriente
mujeres sin arreglo.
El amor había muerto
entre sus pechos.
Mi vida se iba con el tiempo.
El último minuto,
tercamente
volvía sus ojos
como un duende rebelde.
Yo seguía adormecido
sobre un óleo joven,
observando un fantasma
terriblemente enorme.
III
Hoy asumí la forma
de un pájaro prehistórico
y volé con las aves
que empuja el frío al sur.
Azul,
inexplicablemente azul,
iba yo;
a buscar norias
y azahares de naranjos,
a buscar fragmentos
de un pasado hostil.
A buscar el texto defectuoso,
iba volando yo,
frío... azul... feliz.
IV
Te amo,
reverberas en letras,
nunca te apartas de mi alma;
abres puertas y ventanas
a las palabras.
Te amo,
eres una lámpara
con una mecha lengüeteando
la textura diáfana
del corazón humano.
V
Mantuve este sentimiento,
para volar.
Lo defendí porque lo quiero,
nunca le hice mal.
Glándula del aire,
crin llena de perdones;
distorsionada hierba en un baile
sin insectos comentadores.
Maullaré otra vez entre las cosas,
graznaré otra vez entre las noches,
croaré otra vez entre rosales
viendo morir las flores.
Esta noche no duermas.
Grupos de niños y mujeres
vuelan por encima de las calles.
Es muy extraño todo…
yo no puedo explicarte.
Algunos me dijeron
que se ha enfermado el aire.
Esta noche no duermas,
no salgas como antes;
defiende bien tu nombre.
Hasta oír aleteos
de querubines y ángeles.
II
Un sol cansado
veía desde el oriente
mujeres sin arreglo.
El amor había muerto
entre sus pechos.
Mi vida se iba con el tiempo.
El último minuto,
tercamente
volvía sus ojos
como un duende rebelde.
Yo seguía adormecido
sobre un óleo joven,
observando un fantasma
terriblemente enorme.
III
Hoy asumí la forma
de un pájaro prehistórico
y volé con las aves
que empuja el frío al sur.
Azul,
inexplicablemente azul,
iba yo;
a buscar norias
y azahares de naranjos,
a buscar fragmentos
de un pasado hostil.
A buscar el texto defectuoso,
iba volando yo,
frío... azul... feliz.
IV
Te amo,
reverberas en letras,
nunca te apartas de mi alma;
abres puertas y ventanas
a las palabras.
Te amo,
eres una lámpara
con una mecha lengüeteando
la textura diáfana
del corazón humano.
V
Mantuve este sentimiento,
para volar.
Lo defendí porque lo quiero,
nunca le hice mal.
Glándula del aire,
crin llena de perdones;
distorsionada hierba en un baile
sin insectos comentadores.
Maullaré otra vez entre las cosas,
graznaré otra vez entre las noches,
croaré otra vez entre rosales
viendo morir las flores.