Saludo franciscano
Nada en ti es altanero: ni tu erguida cabeza,
ni tu tronco vestido de harapos de corteza,
ni tu ascético aroma, no sensual, puro y sano:
salud entre los árboles, oh eucalipto, mi hermano.
Nada en ti es altanero: ni tu erguida cabeza,
ni tu tronco vestido de harapos de corteza,
ni tu ascético aroma, no sensual, puro y sano:
salud entre los árboles, oh eucalipto, mi hermano.