Letrilla xvii
El juego
Vendados los ojos
de un blanco cendal,
con las pastorcillas
me salgo a jugar;
de la mano asidas,
al ver el disfraz,
en torno del ciego
pónense a danzar:
y alegres en rueda
se vienen y van,
sin que a las aleves
yo pueda atrapar;
ya alcanzo, mas huye,
un fino sayal,
ya prendo un pellico,
mas vuelve a escapar:
y al fin de la burla,
por feliz azar,
logré a mi adorada
absorto abrazar.
El juego
Vendados los ojos
de un blanco cendal,
con las pastorcillas
me salgo a jugar;
de la mano asidas,
al ver el disfraz,
en torno del ciego
pónense a danzar:
y alegres en rueda
se vienen y van,
sin que a las aleves
yo pueda atrapar;
ya alcanzo, mas huye,
un fino sayal,
ya prendo un pellico,
mas vuelve a escapar:
y al fin de la burla,
por feliz azar,
logré a mi adorada
absorto abrazar.