Poema de la mujer lejana
POEMA DE LA MUJER LEJANA
Soñé que se juntaban nuestras bocas,
la luna nos miraba y eras mía,
soñé el contacto de caricias locas;
inmenso amor el corazón vertía.
En que instante tu cuerpo se hizo sombra,
y el sol del sueño aquel se fue apagando,
un diamante rodó sobre la alfombra,
y tu imagen sutil se fue borrando.
Y busqué los te quiero ya perdidos,
y busqué tus caricias en mi lecho,
solo encontré mis sueños consumidos,
y una herida mortal aquí en mi pecho.
Tus ojos, tus palabras se perdieron,
tu rostro de mi lado se escapaba,
los silencios atroces me cubrieron,
ahogando mi voz que te llamaba.
Y mis brazos buscaban tu presencia,
pero solo arañaban el vacío,
no sé si logre soportar tu ausencia,
o muera el corazón de tanto frío.
Hoy me condenas al dolor eterno,
me das muerte y el alma te bendice,
y a pesar de vivir en este infierno,
nunca podré olvidar cuanto te quise.
KIN MEJIA OSPINA
POEMA DE LA MUJER LEJANA
Soñé que se juntaban nuestras bocas,
la luna nos miraba y eras mía,
soñé el contacto de caricias locas;
inmenso amor el corazón vertía.
En que instante tu cuerpo se hizo sombra,
y el sol del sueño aquel se fue apagando,
un diamante rodó sobre la alfombra,
y tu imagen sutil se fue borrando.
Y busqué los te quiero ya perdidos,
y busqué tus caricias en mi lecho,
solo encontré mis sueños consumidos,
y una herida mortal aquí en mi pecho.
Tus ojos, tus palabras se perdieron,
tu rostro de mi lado se escapaba,
los silencios atroces me cubrieron,
ahogando mi voz que te llamaba.
Y mis brazos buscaban tu presencia,
pero solo arañaban el vacío,
no sé si logre soportar tu ausencia,
o muera el corazón de tanto frío.
Hoy me condenas al dolor eterno,
me das muerte y el alma te bendice,
y a pesar de vivir en este infierno,
nunca podré olvidar cuanto te quise.
KIN MEJIA OSPINA