Poema de la mujer casada
POEMA DE LA MUJER CASADA.
No muy joven, hermosa pero ajena,
de tanto verla casi que la amaba,
la razón calla cuando el alma ordena,
y el amor con deseo se mezclaba.
Siendo casada, yo la deseaba,
la deseaba y nunca lo decía;
el deseo muy rápido avanzaba,
y el sentido común retrocedía.
Pasado el tiempo la seguía viendo,
y al llegar a mi lado sonreía,
continuaba las ganas reprimiendo,
de perderme en su boca y hacer la mía.
Su boca, donde el beso es un pecado,
que puede ser mi premio o mi castigo,
y en medio de mis ganas he callado,
mordiendo las palabras que no digo.
Ya el deseo rondaba mi cabeza,
y aunque nunca pensara hacerle daño,
al ver que no hay ventura sin tristeza,
me fui por el camino del engaño.
Y surgieron los besos prohibidos,
caricias entre sábanas ajenas,
las noches entre besos y gemidos:
la copa de pasión estaba llena.
KIN MEJIA OSPINA JUNIO30 DEL 2021
POEMA DE LA MUJER CASADA.
No muy joven, hermosa pero ajena,
de tanto verla casi que la amaba,
la razón calla cuando el alma ordena,
y el amor con deseo se mezclaba.
Siendo casada, yo la deseaba,
la deseaba y nunca lo decía;
el deseo muy rápido avanzaba,
y el sentido común retrocedía.
Pasado el tiempo la seguía viendo,
y al llegar a mi lado sonreía,
continuaba las ganas reprimiendo,
de perderme en su boca y hacer la mía.
Su boca, donde el beso es un pecado,
que puede ser mi premio o mi castigo,
y en medio de mis ganas he callado,
mordiendo las palabras que no digo.
Ya el deseo rondaba mi cabeza,
y aunque nunca pensara hacerle daño,
al ver que no hay ventura sin tristeza,
me fui por el camino del engaño.
Y surgieron los besos prohibidos,
caricias entre sábanas ajenas,
las noches entre besos y gemidos:
la copa de pasión estaba llena.
KIN MEJIA OSPINA JUNIO30 DEL 2021