Mi dulce dama ajena
MI DULCE DAMA AJENA.
Amigo: sé que ignora usted mi nombre,
lo ignora y no lo quiere ni saber,
pero tiene sospecha que soy el hombre,
que hace tiempo le roba su mujer.
Amigo, igual que usted yo la he querido,
la quiero sí, sediento y desbordado,
y este amor ha nacido del olvido,
del olvido al que usted la ha condenado.
No le quité su paz ni su ventura,
no me diga que es agua de otra fuente,
no me puede culpar de su amargura,
si en sus sueños aún sigue presente.
Yo no puedo llenar su desencanto,
ni cargar con sus rotas ilusiones,
ahora puede derramar su llanto,
no culpe los demás de sus acciones.
Destrozamos aquello que tuvimos,
es claro, usted no entiendes de esas cosas;
a veces con harapos nos vestimos,
cogió la espina por coger las rosas.
Por usted no siente amor, solo hastío,
y aunque duerma en sus brazos pobre amigo,
sabrá que su querer es solo mío,
y que durmiendo… ¡Soñará conmigo!
KIN MEJIA OSPINA
MI DULCE DAMA AJENA.
Amigo: sé que ignora usted mi nombre,
lo ignora y no lo quiere ni saber,
pero tiene sospecha que soy el hombre,
que hace tiempo le roba su mujer.
Amigo, igual que usted yo la he querido,
la quiero sí, sediento y desbordado,
y este amor ha nacido del olvido,
del olvido al que usted la ha condenado.
No le quité su paz ni su ventura,
no me diga que es agua de otra fuente,
no me puede culpar de su amargura,
si en sus sueños aún sigue presente.
Yo no puedo llenar su desencanto,
ni cargar con sus rotas ilusiones,
ahora puede derramar su llanto,
no culpe los demás de sus acciones.
Destrozamos aquello que tuvimos,
es claro, usted no entiendes de esas cosas;
a veces con harapos nos vestimos,
cogió la espina por coger las rosas.
Por usted no siente amor, solo hastío,
y aunque duerma en sus brazos pobre amigo,
sabrá que su querer es solo mío,
y que durmiendo… ¡Soñará conmigo!
KIN MEJIA OSPINA