La muerte
"¡Vámonos, muchachos! Lleven mi equipaje
a bordo de la fragata"
( Palabras del Libertador antes de morir).
Sublevada la sangre en los volcanes
extintos de las venas, " No -decías-;
el lecho, no ". Las cuerdas preferías:
temblor de mar y vuelo de alcotanes.
Se quebraban en flor tantos afanes
tantos triunfos de tantas rebeldías,
tantos desmesurados mediodías...
Fuera, la sombra de los capitanes.
"Vámonos ya; que lleven mi equipaje
a bordo..." Y no. Bastaba para el viaje
la mano del Señor, ya tan cercana.
Atrás, sí; la fragata que fletaste,
veinte velas que al viento desplegaste,
veinte nombres de tierra americana.
"¡Vámonos, muchachos! Lleven mi equipaje
a bordo de la fragata"
( Palabras del Libertador antes de morir).
Sublevada la sangre en los volcanes
extintos de las venas, " No -decías-;
el lecho, no ". Las cuerdas preferías:
temblor de mar y vuelo de alcotanes.
Se quebraban en flor tantos afanes
tantos triunfos de tantas rebeldías,
tantos desmesurados mediodías...
Fuera, la sombra de los capitanes.
"Vámonos ya; que lleven mi equipaje
a bordo..." Y no. Bastaba para el viaje
la mano del Señor, ya tan cercana.
Atrás, sí; la fragata que fletaste,
veinte velas que al viento desplegaste,
veinte nombres de tierra americana.