Telmatherina ladigesi
Era un pez instruido.
Un pez con cierta clase que buscaba, insaciable,
tesoros escondidos y objetos extraviados.
Tenía buenas costumbres:
bailaba siempre tangos con los tordos reales,
llevaba las escamas con elegancia suma,
se alimentaba de esponjas y se comía las flores
que se iban deshojando en las curvas del aire.
Yo lo amaba por sacarme a bailar
y dejar boquiabiertas a todas las sirenas
que pasaban el día rondando la pecera
robándome la sal y las dos piernas.
Era un pez instruido.
Un pez con cierta clase que buscaba, insaciable,
tesoros escondidos y objetos extraviados.
Tenía buenas costumbres:
bailaba siempre tangos con los tordos reales,
llevaba las escamas con elegancia suma,
se alimentaba de esponjas y se comía las flores
que se iban deshojando en las curvas del aire.
Yo lo amaba por sacarme a bailar
y dejar boquiabiertas a todas las sirenas
que pasaban el día rondando la pecera
robándome la sal y las dos piernas.