Juan josÉ marÍa
Los fracasados de alma,
ánimas donde yacen las preguntas,
el vacío del silencio.
Hay agonía en los misterios.
Juan, José, María demandan
pero ni las bestias de la belleza
ni las palomas del balcón en sombra
duelen más que esa réplica oculta que gotea,
les goteaaa.
Ellos saben en qué lugar del mundo crece
la tristeza.
Advierten el secreto de vivirviendo
y ante los ojos del cielo,
sus ojos profundos no son ajenos
a esa muerte hermosa que les condena.
Tal parece que nacieron demasiado tarde
para que su correría meditante valga penas.
Fastidiados del encanto inútil de ese culto,
aburridos,
estampan sus cabezas a este lío de Sistemas
Antropófagos,
para luego volverse masas poderosas.
José, María, Juan,
los inmortales del fracaso.
Los fracasados de alma,
ánimas donde yacen las preguntas,
el vacío del silencio.
Hay agonía en los misterios.
Juan, José, María demandan
pero ni las bestias de la belleza
ni las palomas del balcón en sombra
duelen más que esa réplica oculta que gotea,
les goteaaa.
Ellos saben en qué lugar del mundo crece
la tristeza.
Advierten el secreto de vivirviendo
y ante los ojos del cielo,
sus ojos profundos no son ajenos
a esa muerte hermosa que les condena.
Tal parece que nacieron demasiado tarde
para que su correría meditante valga penas.
Fastidiados del encanto inútil de ese culto,
aburridos,
estampan sus cabezas a este lío de Sistemas
Antropófagos,
para luego volverse masas poderosas.
José, María, Juan,
los inmortales del fracaso.