Súplica
Amiga, ven despacio y arrúllame esta noche
y puéblame de besos y acéptame en voz baja
hasta que el alba venza mis párpados insomnes
y en mi garganta agosten mis brotes de palabras.
Amiga, con tus dedos despeja de mi frente
la sombra de este antiguo temor que se me arrima:
a veces pierdo el hilo de Dios y, de repente,
me asusta imaginarme que una súbita muerte
consiga arrebatarme mi estrella preferida.
Amiga, ven despacio y arrúllame esta noche
y puéblame de besos y acéptame en voz baja
hasta que el alba venza mis párpados insomnes
y en mi garganta agosten mis brotes de palabras.
Amiga, con tus dedos despeja de mi frente
la sombra de este antiguo temor que se me arrima:
a veces pierdo el hilo de Dios y, de repente,
me asusta imaginarme que una súbita muerte
consiga arrebatarme mi estrella preferida.