Halago anegadizo
HALAGO ANEGADIZO
Luego... Hilvana hojarascas.
¡Ése lóbrego litoral liviano!.
Raída raigambre rapaz.
Veleidoso venablo veraz.
Oblicua obsesión ocre.
Lejana extensión tiñendo.
Los lunes de dientes diligentes,
sin aceite, atildados, atractivos,
bajo el bazar batido bienquisto,
el mecedor del suelo suculento,
removido, rocío, roblizo rostro.
Esclavizando la sombra embiste.
¡Un león ordinario que suda nervioso!.
Al entrar cinco compungidas cuerdas,
tejiendo meses de nardos, naranjas,
con avidez desgarradora, desconfiada,
al menor monopolio mordaz monte.
Martirizando delirios al ensueño.
¡Los regresos del flaco fondo!.
Son estatuas fugitivas, fingidas.
Son labios azules, asustados.
Son balanzas grises, gravosas.
Estupefacto estridente estropicio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
HALAGO ANEGADIZO
Luego... Hilvana hojarascas.
¡Ése lóbrego litoral liviano!.
Raída raigambre rapaz.
Veleidoso venablo veraz.
Oblicua obsesión ocre.
Lejana extensión tiñendo.
Los lunes de dientes diligentes,
sin aceite, atildados, atractivos,
bajo el bazar batido bienquisto,
el mecedor del suelo suculento,
removido, rocío, roblizo rostro.
Esclavizando la sombra embiste.
¡Un león ordinario que suda nervioso!.
Al entrar cinco compungidas cuerdas,
tejiendo meses de nardos, naranjas,
con avidez desgarradora, desconfiada,
al menor monopolio mordaz monte.
Martirizando delirios al ensueño.
¡Los regresos del flaco fondo!.
Son estatuas fugitivas, fingidas.
Son labios azules, asustados.
Son balanzas grises, gravosas.
Estupefacto estridente estropicio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
