Insanidad
-Se burlan de ti...
¿Quiénes se burlan?
¡Ah! Sí... esos fantasmas blancos
con la soga en el cuello, con el hacha en el cráneo
y el cuchillo en el pecho.
Esos fantasmas infartadores
que llegan por las noches a turbarme.
Por las noches que hicieron
las estrellas
con chapopote negro..
Me han dicho que vienen de poblados
surcados por caminos donde todos se pierden.
Son gente charladora y cabezuda.
¿Qué modisto transvesti' les haría esos trajes
con alburas de luna?
-¡No. El pueblo entero se burla!
Tienes la cordura,
descuartizada por navajazos estrelleros
siempre me ves desmusculadamente
con tu mirar burlesco.
¿Vienes del Otro Lado? ¿Traes mis juguetes nuevos?
¿Sabes que soy poeta? ¿También miras espectros?
¡Cuádrese frente a mí! Estoy pasando lista al regimiento.
Por todas partes veo columnas
de ominoso y norteado vapor negro.
Me estoy volviendo loco, no duermo.
Qué cuartelera salió mi esquizofrenia,
no me deja dormir… sólo sesteo.
-Sospecho que te estás haciendo…
Algo se reproduce adentro de las huertas,
algo con parranderos ojos,
y no es hierba amargosa
ni es zacate johnson.
¡Sal –te digo- a investigar!
¡Pero tú qué investigas?
No tienes curiosidad,
no tienes balance ni poder,
de esos que da el Zen.
¡Perdónala Señor…
Así llegó a esta zumbidera vida!
¿Por qué no saliste indagadora,
simbólica... psicótica... y exótica...
y comadreadoramente móvil?
Debido a tu falta de neurosis
todos se dieron cuenta… ¡Menos tú!
que llegaron los Ovnis.
-¡Dice el pueblo que eres un lunático!
¡Pero el pueblo qué sabe de los ágiles iones,
o del ácido ascórbico, que hago con cumeno?
Ellos prefieren leer en los periódicos;
golizas' que dieron sus equipos
y un poco de boxeo.
Ellos nada saben de substratos
ni de las reacciones exotérmicas
que el cobalto
causa en el syn gas y el propileno.
Llega hasta mí…
dame caramboleros besos…
besos salseros…
de esos que intercambian las domésticas
con los domésticos.
-¡Deberías ver un psiquiatra!
Trajeron la nodriza de los labios rosados
para besar la niña,
ésta traía flores de cristal y acetona
bailando en sus mandíbulas.
¡Hundimiento de cunas!
¿Porqué lo que críamos
contesta con un "¿Eh?"
todas nuestras preguntas?
Ya no copularemos en días de esquizofrenia,
ni a la sombra de pinos que cantan como tiples.
Hay delitos encumbradores.
Un mistificamiento se nos fue con Mambrú
a la guerra lisérgica.
Ha de saber usted que ya tengo sesenta
y soy de los 'sesentas'.
Mi mano cultivaba parchecitos de 'hierba'
escondidos en huertas.
¡Así serán los querubines que amas!
Grueso racimo de uvas es tu pelo.
Igual que las bacantes; con aullidos velludos
destripas congaleras pesadillas que tienen
los… de podridos sueños.
Resulta que su acta amarilla le dijo
a esta loca madona
que había nacido hombre
y se llamaba: Anselmo.
¿Qué haremos con la niña,
si aún está en lactancia?
No se puede quedar
con este absurdo ser
que cree ser la Artemisa
que adoran en Efeso.
-Adiós…
Vete… vete…
tú no supiste defender mi nombre
de las ideas que achican
y hacen todo…
ruralmente…
deforme.
El viento se irá a regar palabras
sobre audiencias sin oídos,
y en la tierra de plástico y papel
que tragó la resonancia de mi corona al caer
una niña siempre jugará…
y yo la escudaré de la cordura
de los hombres.
-Se burlan de ti...
¿Quiénes se burlan?
¡Ah! Sí... esos fantasmas blancos
con la soga en el cuello, con el hacha en el cráneo
y el cuchillo en el pecho.
Esos fantasmas infartadores
que llegan por las noches a turbarme.
Por las noches que hicieron
las estrellas
con chapopote negro..
Me han dicho que vienen de poblados
surcados por caminos donde todos se pierden.
Son gente charladora y cabezuda.
¿Qué modisto transvesti' les haría esos trajes
con alburas de luna?
-¡No. El pueblo entero se burla!
Tienes la cordura,
descuartizada por navajazos estrelleros
siempre me ves desmusculadamente
con tu mirar burlesco.
¿Vienes del Otro Lado? ¿Traes mis juguetes nuevos?
¿Sabes que soy poeta? ¿También miras espectros?
¡Cuádrese frente a mí! Estoy pasando lista al regimiento.
Por todas partes veo columnas
de ominoso y norteado vapor negro.
Me estoy volviendo loco, no duermo.
Qué cuartelera salió mi esquizofrenia,
no me deja dormir… sólo sesteo.
-Sospecho que te estás haciendo…
Algo se reproduce adentro de las huertas,
algo con parranderos ojos,
y no es hierba amargosa
ni es zacate johnson.
¡Sal –te digo- a investigar!
¡Pero tú qué investigas?
No tienes curiosidad,
no tienes balance ni poder,
de esos que da el Zen.
¡Perdónala Señor…
Así llegó a esta zumbidera vida!
¿Por qué no saliste indagadora,
simbólica... psicótica... y exótica...
y comadreadoramente móvil?
Debido a tu falta de neurosis
todos se dieron cuenta… ¡Menos tú!
que llegaron los Ovnis.
-¡Dice el pueblo que eres un lunático!
¡Pero el pueblo qué sabe de los ágiles iones,
o del ácido ascórbico, que hago con cumeno?
Ellos prefieren leer en los periódicos;
golizas' que dieron sus equipos
y un poco de boxeo.
Ellos nada saben de substratos
ni de las reacciones exotérmicas
que el cobalto
causa en el syn gas y el propileno.
Llega hasta mí…
dame caramboleros besos…
besos salseros…
de esos que intercambian las domésticas
con los domésticos.
-¡Deberías ver un psiquiatra!
Trajeron la nodriza de los labios rosados
para besar la niña,
ésta traía flores de cristal y acetona
bailando en sus mandíbulas.
¡Hundimiento de cunas!
¿Porqué lo que críamos
contesta con un "¿Eh?"
todas nuestras preguntas?
Ya no copularemos en días de esquizofrenia,
ni a la sombra de pinos que cantan como tiples.
Hay delitos encumbradores.
Un mistificamiento se nos fue con Mambrú
a la guerra lisérgica.
Ha de saber usted que ya tengo sesenta
y soy de los 'sesentas'.
Mi mano cultivaba parchecitos de 'hierba'
escondidos en huertas.
¡Así serán los querubines que amas!
Grueso racimo de uvas es tu pelo.
Igual que las bacantes; con aullidos velludos
destripas congaleras pesadillas que tienen
los… de podridos sueños.
Resulta que su acta amarilla le dijo
a esta loca madona
que había nacido hombre
y se llamaba: Anselmo.
¿Qué haremos con la niña,
si aún está en lactancia?
No se puede quedar
con este absurdo ser
que cree ser la Artemisa
que adoran en Efeso.
-Adiós…
Vete… vete…
tú no supiste defender mi nombre
de las ideas que achican
y hacen todo…
ruralmente…
deforme.
El viento se irá a regar palabras
sobre audiencias sin oídos,
y en la tierra de plástico y papel
que tragó la resonancia de mi corona al caer
una niña siempre jugará…
y yo la escudaré de la cordura
de los hombres.