El potro
El potro se fue a la mar
y la mar estaba en calma,
soñando con barcos nuevos
y griteríos de piratas.
Potro que sin brida llega
con la crin enarbolada,
con estrellas en la frente
y lunas en la mirada;
pisa mantos de coral
con pezuñas de obsidiana
y al pisarlos manifiesta
la danza de la mañana.
En sus ojos resignados
lleva empuje que desata
la trepidante violencia
de fuerzas huracanadas.
Su potente resoplido
al inmenso valle de agua
con juvenil imprudencia
desafía y amenaza.
Mas... potro que se desboca
sin bridas y sin albarda,
ya sin sujeción alguna,
inminentemente... ¡Estalla!
Al ritmo de su trotar
quiere dar afecto y calma
una tarde borrascosa
que llega desesperada.
El meditabundo sol
con enrojecida cara
por enrojecido cielo
hacia el occidente marcha.
Y se presenta la noche
de galaxias coronada,
y encuentra al potro en el mar,
en el mar de pentagramas.
El viento se desmenuza
exhalando quejas largas,
enviando al potro mensajes
con ardientes bocanadas.
El potro ya nada escucha,
tiene la mente embriagada;
lo propulsan acordeones
y rasgueos de guitarra.
Llena de espectros y duendes
la arena de melodramas,
llora pensando que el potro
nunca volverá a pisarla.
El sonido de los cascos
y desgobernada gana,
ha despertado maligno
deseo en esferas altas.
En la tiniebla infinita
sin indicación de alarma;
un ruido de escaramuza
vino a perturbar el agua.
Mil relinchos inocentes
se escucharon en la playa
cuando la perversa noche
extendió su mano larga
y tomó al potro que fue
a la mar, estando en calma.
Se desvaneció del mundo
la adolescente pujanza;
y la techumbre del cielo
tuvo más puntas de plata;
cuando El Potro se perdió
en las geodésicas rayas
para ser constelación
en las noches estrelladas.
El potro se fue a la mar
y la mar estaba en calma,
soñando con barcos nuevos
y griteríos de piratas.
Potro que sin brida llega
con la crin enarbolada,
con estrellas en la frente
y lunas en la mirada;
pisa mantos de coral
con pezuñas de obsidiana
y al pisarlos manifiesta
la danza de la mañana.
En sus ojos resignados
lleva empuje que desata
la trepidante violencia
de fuerzas huracanadas.
Su potente resoplido
al inmenso valle de agua
con juvenil imprudencia
desafía y amenaza.
Mas... potro que se desboca
sin bridas y sin albarda,
ya sin sujeción alguna,
inminentemente... ¡Estalla!
Al ritmo de su trotar
quiere dar afecto y calma
una tarde borrascosa
que llega desesperada.
El meditabundo sol
con enrojecida cara
por enrojecido cielo
hacia el occidente marcha.
Y se presenta la noche
de galaxias coronada,
y encuentra al potro en el mar,
en el mar de pentagramas.
El viento se desmenuza
exhalando quejas largas,
enviando al potro mensajes
con ardientes bocanadas.
El potro ya nada escucha,
tiene la mente embriagada;
lo propulsan acordeones
y rasgueos de guitarra.
Llena de espectros y duendes
la arena de melodramas,
llora pensando que el potro
nunca volverá a pisarla.
El sonido de los cascos
y desgobernada gana,
ha despertado maligno
deseo en esferas altas.
En la tiniebla infinita
sin indicación de alarma;
un ruido de escaramuza
vino a perturbar el agua.
Mil relinchos inocentes
se escucharon en la playa
cuando la perversa noche
extendió su mano larga
y tomó al potro que fue
a la mar, estando en calma.
Se desvaneció del mundo
la adolescente pujanza;
y la techumbre del cielo
tuvo más puntas de plata;
cuando El Potro se perdió
en las geodésicas rayas
para ser constelación
en las noches estrelladas.