Anonimato
Escribo diferente en esta parte
que enraíza en los campos de suspiros
y vive aún para pensarte.
Los consejos infames ya se han ido
como lobos de niebla, por pinares,
regando la espuma que envenena.
Imagen sin retorno y sin descanso,
hospédate en la hoja
de este papel blanco,
respira junto al hombre que recuerda,
apegada al decir... que tiene permanencia.
A la eterna distancia
el minuto sin fe va persiguiendo,
a ella dejo
la palpitante fiebre de mi lengua,
la reflexión de lo que soy
y el rosal de palabras que ahora tengo.
Sentado en el piso de este cuarto
donde nadie me busca ni me nombra,
visualizo veredas
en montes que son irremplazables
por encerrar, callados, tu presencia.
Para qué yo te bese y acaricie
cuando estés sola;
cuida mis manos,
y la frialdad enorme
de mi olvidada boca.
Escribo diferente en esta parte
que enraíza en los campos de suspiros
y vive aún para pensarte.
Los consejos infames ya se han ido
como lobos de niebla, por pinares,
regando la espuma que envenena.
Imagen sin retorno y sin descanso,
hospédate en la hoja
de este papel blanco,
respira junto al hombre que recuerda,
apegada al decir... que tiene permanencia.
A la eterna distancia
el minuto sin fe va persiguiendo,
a ella dejo
la palpitante fiebre de mi lengua,
la reflexión de lo que soy
y el rosal de palabras que ahora tengo.
Sentado en el piso de este cuarto
donde nadie me busca ni me nombra,
visualizo veredas
en montes que son irremplazables
por encerrar, callados, tu presencia.
Para qué yo te bese y acaricie
cuando estés sola;
cuida mis manos,
y la frialdad enorme
de mi olvidada boca.