SermÓn - Poemas de VICENTE GIL

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SermÓn

Antes d'aqueste muy breve sermón,
placiendo a la sacra ciencia divina,
muy receloso de gente malina,
a mis detratores demando perdón.

Los cuales dirán con justa razón:
"Púsose el perro en bragas d'acero."
Darán mil razones, diciendo que es erro
pasar los lemites de mi jurdición.

A éstos respondo, que me den licencia
aquesta vez sola ser loco por hoy,
y toda su vida licencia les doy
que puedan ser necios con reverencia.

Y más le soplico hayan paciencia,
que esta locura no pasa de aquí;
y yo ge la doy que aquí y allí
lo sean por siempre, que es más preminencia.

Yo que lo sea esta noche y no más,
y quiero que ellos las noches y días.
Escuchad, señores, las palabras mías
se este partido está en compás.

Per signum crucis, ¡oh, calla, no más!
Per signum crucis, ¡oh, callad por Dios!
De inimicis nostris libera nos,
Deus noster, ¡Retro Satanás!

Tema: Non volo, volo et deficior.
¡Habentur verba ista originaliter in pariete istius
aulae, quae scripsit aliquis stultus.¿

Como aquel triste que va caminando
con grave congoja, hambriento, cansado,
per estéril tierra y gran despoblado,
los cortos atajos siempre anda buscando,

ansí yo indino, que voy predicando
per este desierto de mi pensamiento,
estéril de ciencia, de gracia hambriento,
no cumple ni quiero andar rodeando.

Pediendo la gracia per comparaciones
a aquella preciosa ab eterno criada,
sobida en el cielo por nuestra abogada,
y procuradora de nuestros perdones;

a aquella Señora que alcanza los dones
y gracias que habemos de Spírito Santo,
nos encomendemos cantando aquel canto
que os encomiendan en otros sermones.

Ave Maria, ab initio creata,
gratia plena concepta y nacida,
Dominus tecum, por Él escogida,
benedicta tu, rosa preservata

in mulieribus omnium beata,
benedictus fructus del verbo divino
ventris tui, Domina, de tanto bien dino,
Jesús, María, y sé tú nostra avocata.

Muy serenísima reina y señora,
devoto auditorio, hermanos en Cristo;
aquestas palabras, si bien habéis visto,
de mi fundamento que oístes ahora,
hallaréis escritas de carbón ahí fuera.

Escribiólas loco sin le faltar nada,
según que dicen, que pared cayada
papel de locos, oiréis cada hora.

Non volo, volo, et deficior

En nuestro común hablar per compás,
sin nadia quitar ni más añadir,
quieren aquestas palabras decir:
"no quiero, quiero, es por demás".

Mediante la gracia del Spirito Santo,
tres partecicas haré del sermón,
y todas tres partes en declaración
d'aqueste mi tema, del todo y del canto.

La primera parte será declarar
este "no quiero", qué es lo que no quiero;
y en la segunda, qué es lo que quiero,
y muy brevecico, por no os enojar.

En la tercera habéis de notar
cuáles son cosas que son por demás,
autorizadas per Santo Tomás;
y esto acabado, iréis reposar.

Cuanto a la parte que dije primera,
que dice non volo, scilicet "no quiero",
aqueste "no quiero" declaro primero,
ansí procediendo d'aquesta manera.

No quiero deciros, ni nadia lo quiera,
cómo Dios es ansí uno y trino;
no quiero deciros su poder divino,
qué obra en sí y qué obra fuera.

No quiero argüir qué es lo que hacía
antes que el cielo y la tierra criase,
o por qué no hizo tal que no pecase
aquella primera celeste hierarquía.

No quiero dar cuenta adónde tenía
Dios este mundo antes de criado,
ni daros razón cómo es engendrado
el Hijo del Padre, per ninguna vía.

No quiero mover cuestión teologal,
si otro respecto, salvo encarnar,
le hizo la humana natura tomar,
o por qué no tomó natura angelical;

ni tomar cuenta al Verbo eternal,
si cuando encarnó se apartó del Padre,
o si d'ab initio perservó su madre,
ni quiero hablaros neste original.

No quiero deciros especulaciones
de Santo Agostín, De civitate, et cetra;
no quiero de Scoto alegar ni letra,
ni quiero desputas en predicaciones.

No quiero deciros las openiones
de los que hacían el mundo ab eterno;
ni alegar texto antigo ni moderno,
si el papa si puede dar tantos perdones.

Ni el precipto que está condenado,
nel saber divino se tiene albedrío,
y su albedrío si tiene poderío
para mudarse lo determinado.

No quiero estas dudas, porque es escusado
sobillas ninguno al predicatorio;
ni disputar si el romano papado
tiene poderío en el purgatorio.

No quiero argüir escusada cuestión,
si fue el infierno antes del pecado;
no quiero argüir si el fruto vedado
si era manzana, o pera, o melón.

No quiero deciros naqueste sermón
si fue el diluvio curso natural,
según los de Grecia; si fue divinal,
ira sañosa con causa y razón.

No quiero tocar secretos guardados,
no quiero meterme en divinas honduras;
ni quiero volar naquellas alturas
do queman las alas los desasesados.

No quiero ser uno de algunos letrados,
que, por demostrarse profundos varones,
desputan consigo en las predicaciones
y en las escuelas estánse callados.

No quiero argüir en placer ni pena,
los años de Arquiles, Patróculo et cetra,
ni descudriñar allende de la letra,
si era más luenga Hécuba o Helena.

¿Qué hace a la historia ser mala o buena
saber dónde Ulises erró el camino?
Ni quiero ser cierto ni ser adevino,
quién fue el primer juez en Baena.

Ansí que concluyo el "no quiero", que es
mi voluntad naqueste sermón
dejar los secretos de especulación,
y decir las cosas que tienen más pies.

Y porque, señores, no os enhadéis,
esto es cuanto a la parte primera.
La otra segunda es d'otra manera,
que dice "quiero". Veamos lo que es.

Quiero deciros con grande querella,
quiero deciros, de parte de Dios
y de Santa María, que anda con vos,
y comigo el diablo a la zacapella,

quiero deciros que moza y vieja,
y viejo y mozo, monja y fraile,
todos andamos al son de su baile,
vos y yo, y aquél y aquélla.

Juro a las órdenes que recebí,
y al sacramiento que hoy celebré,
que nunca en el mundo hubo tanta fe
con el infierno como hoy ha hí.

Sedme testigos que os lo digo ansí,
que ya este mundo no puede turar;
no puede turar, quiérese finar,
según las señales en él conocí.

Nueve señales habéis de saber
que tiene el enfermo que se quiere finar:
lo primero es que pierde el gustar,
y lo segundo, el desconocer.

Lo tercero es que se pierde el ver;
el cuarto, apaña la roca sin tiento,
el quinto, tiene un desasosegamiento
que no se contenta de estar ni jacer.

Lo sexto, no hace cura operación;
seteno, que tiene los cabos muy fríos;
engruesa la lengua, dice desvaríos,
que es el octavo señal con razón.

El nono y último, con fuerza y pasión
aprieta los dientes con ansias mortales.
Quiero deciros que a aquestas señales
veo que el mundo está en conclusión.

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