Letrilla viii
El requiebro
La rosa que al alba
ofreciendo está
sus gratas esencias,
su tez virginal;
la fruta sabrosa
que empieza a pintar
con vivos matices
el fresco peral;
la concha que engendra
en el verde mar,
envuelta entre nácar
la perla oriental;
la gloria del prado
de olor sin igual,
perfume del aire
la flor de azahar,
a ti feudo humilde
deben tributar,
pues todo lo vences
en gracia y beldad.
El requiebro
La rosa que al alba
ofreciendo está
sus gratas esencias,
su tez virginal;
la fruta sabrosa
que empieza a pintar
con vivos matices
el fresco peral;
la concha que engendra
en el verde mar,
envuelta entre nácar
la perla oriental;
la gloria del prado
de olor sin igual,
perfume del aire
la flor de azahar,
a ti feudo humilde
deben tributar,
pues todo lo vences
en gracia y beldad.