Soneto a la salida de su dama al campo en el mes de diciembre
Llegó diciembre sobre el cierzo helado
y de flores el campo vio vestido,
y la redonda llama del sol vido
sin luz, y el cielo de otra luz honrado.
Paróse el mes en felpas aforrado,
por mirar el milagro nunca oído,
cuando a mi Sol de lumbre vio ceñido,
que el cielo alumbra, que enriquece el prado.
La admiración de maravillas tantas
obligó al mes, y el caso, sin segundo,
a contemplar la luz del claro rayo,
mas huyó luego con veloces plantas,
porque, mudando el natural del mundo,
se iba ya convirtiendo en mes de mayo.
Llegó diciembre sobre el cierzo helado
y de flores el campo vio vestido,
y la redonda llama del sol vido
sin luz, y el cielo de otra luz honrado.
Paróse el mes en felpas aforrado,
por mirar el milagro nunca oído,
cuando a mi Sol de lumbre vio ceñido,
que el cielo alumbra, que enriquece el prado.
La admiración de maravillas tantas
obligó al mes, y el caso, sin segundo,
a contemplar la luz del claro rayo,
mas huyó luego con veloces plantas,
porque, mudando el natural del mundo,
se iba ya convirtiendo en mes de mayo.