Enamorados (i)
Cuando se colma el alma de poesía,
el gozo se hace aliento, las canciones
abren las puertas de los corazones
y el pulso es sólo acorde y melodía;
cuando el tiempo no existe, la alegría
es la fragancia de las oraciones,
el ruiseñor anida en los balcones
y el viento barre la melancolía;
cuando el instante abarca todo el día,
y en su presente desaparecemos
tú y yo, dos notas para su armonía;
cuando vivimos sin saber qué haremos,
qué hicimos juntos; cuando no eres mía,
ni tuyo yo…; no hay miedo y nos queremos.
Cuando se colma el alma de poesía,
el gozo se hace aliento, las canciones
abren las puertas de los corazones
y el pulso es sólo acorde y melodía;
cuando el tiempo no existe, la alegría
es la fragancia de las oraciones,
el ruiseñor anida en los balcones
y el viento barre la melancolía;
cuando el instante abarca todo el día,
y en su presente desaparecemos
tú y yo, dos notas para su armonía;
cuando vivimos sin saber qué haremos,
qué hicimos juntos; cuando no eres mía,
ni tuyo yo…; no hay miedo y nos queremos.