Segundo poema del río
I
Íbamos el la noche con tu sueño y el mío,
donde empiezan tus ojos y termina la sombra.
Y allá bajo los puentes, iba cantando el rio
la inquietud que se olvida y el dolor que se nombra.
Vibir es una ciencia, pero amar es un arte;
y, puestoque quien ama va viviendo su muerte,
nadie sabrá que un dia te besé sin besarte,
ni que te he poseído también, sin poseerte.
Y supe que la nieve puede ser una braza,
aquella tibia noche de silencio y de seda,
y que, antes que una nube fugitiva que pasa
quiero ser en tu vida la raíz que se queda.
II
Íbamos en la noche con tu sueño y el mío,
y la luna crecía, como si nos mirara,
mientras junto a nosotros iba cantando el rio
todo lo que callábamos bajo la noche clara.
El amor que embellece todas las cosas bellas,
sobrevive a las culpas, pero no a los reproches;
y yo seré en tu vida como son las estrellas,
que durarán brillando llo que duren las noches...
Y amaré en tu sonrisa todo lo que tu amas,
para que tus recuerdos se unan a mis olvidos,
al igual que esos árboles que entrelazaron sus ramas,
y que unidos florecen hasta morir unidos.
III
Es dulce ir en la noche con tu sueño y mi sueño
y sentir que mi mano te besa si te toca;
y es grande esta ternura de senrtirse pequeño,
cuando el sueño termina donde empieza tu boca.
Y ver crecer la noche temblolrosa de frío
en esta sofocante plenitud del verano,
oyendo el melancólico monólogo del rio
que dice dulcemente lo que callas en vano.
y luego estar contento y a la vez estar triste,
viendo pasar el agua sin que nunca esté ausente,
mujer que estas conmigo después que ya te fuiste,
pues te vas y te quedas igual que la corriente...
I
Íbamos el la noche con tu sueño y el mío,
donde empiezan tus ojos y termina la sombra.
Y allá bajo los puentes, iba cantando el rio
la inquietud que se olvida y el dolor que se nombra.
Vibir es una ciencia, pero amar es un arte;
y, puestoque quien ama va viviendo su muerte,
nadie sabrá que un dia te besé sin besarte,
ni que te he poseído también, sin poseerte.
Y supe que la nieve puede ser una braza,
aquella tibia noche de silencio y de seda,
y que, antes que una nube fugitiva que pasa
quiero ser en tu vida la raíz que se queda.
II
Íbamos en la noche con tu sueño y el mío,
y la luna crecía, como si nos mirara,
mientras junto a nosotros iba cantando el rio
todo lo que callábamos bajo la noche clara.
El amor que embellece todas las cosas bellas,
sobrevive a las culpas, pero no a los reproches;
y yo seré en tu vida como son las estrellas,
que durarán brillando llo que duren las noches...
Y amaré en tu sonrisa todo lo que tu amas,
para que tus recuerdos se unan a mis olvidos,
al igual que esos árboles que entrelazaron sus ramas,
y que unidos florecen hasta morir unidos.
III
Es dulce ir en la noche con tu sueño y mi sueño
y sentir que mi mano te besa si te toca;
y es grande esta ternura de senrtirse pequeño,
cuando el sueño termina donde empieza tu boca.
Y ver crecer la noche temblolrosa de frío
en esta sofocante plenitud del verano,
oyendo el melancólico monólogo del rio
que dice dulcemente lo que callas en vano.
y luego estar contento y a la vez estar triste,
viendo pasar el agua sin que nunca esté ausente,
mujer que estas conmigo después que ya te fuiste,
pues te vas y te quedas igual que la corriente...