Torrero
Torrero de papel, guardo un castillo
–por dentro y fuera blanco– que decoro
con tinta. En él me pierdo y me enamoro
y el tiempo me lo pinta de amarillo.
Sólo yo monto guardia de palabras
a la pálida luz de cierta estrella
para que vengas tú, vuelta doncella,
te arrimes a su puerta y la entreabras.
Febril, te aguardo siempre en esta almena
en los días más gélidos y oscuros,
cuando mi soledad se pone en marcha.
Y me habitas, mujer, como alma en pena
que al irse deja siempre tras los muros
un torrero abatido por la escarcha.
Torrero de papel, guardo un castillo
–por dentro y fuera blanco– que decoro
con tinta. En él me pierdo y me enamoro
y el tiempo me lo pinta de amarillo.
Sólo yo monto guardia de palabras
a la pálida luz de cierta estrella
para que vengas tú, vuelta doncella,
te arrimes a su puerta y la entreabras.
Febril, te aguardo siempre en esta almena
en los días más gélidos y oscuros,
cuando mi soledad se pone en marcha.
Y me habitas, mujer, como alma en pena
que al irse deja siempre tras los muros
un torrero abatido por la escarcha.