Rumbo
Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha.
Al medio nos encontramos
y decidimos la senda
por la que fuimos en busca
de un paraíso en la Tierra.
–Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha–.
Yo, una columna del templo
y ella la otra: pareja.
Medias lunas a lo lejos
y de cerca, luna llena.
Flujo y reflujo del agua,
dos luceros en la alberca.
norte y sur, sequía y lluvia,
unión de raíz y tierra.
–Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha–.
Pero un día vi un espacio;
se abrió una maligna brecha
que dio cabida a una sombra
que luego se hizo materia.
–Por el medio entró la sombra
y dividió en dos mi fuerza–.
Su columna cayó al suelo.
La luna se ensució a medias.
El agua olvidó el reflujo.
Se ahogó un lucero en la alberca.
El norte apuntó al oeste
y se agotó su agua fresca
porque la sombra infinita
se la bebió ante mi puerta.
Su raíz envenenada
rechazó mi amante tierra
y se me fue de las manos
dejando mi vida a medias.
Cuando al fin nos separamos
yo cargué la herida entera.
Hoy es una cicatriz
que tiene la forma de ella.
Por eso he vuelto costumbre
andar siempre por afuera.
–Si puedo servirle en algo,
yo soy aquel de la izquierda.
Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha.
Al medio nos encontramos
y decidimos la senda
por la que fuimos en busca
de un paraíso en la Tierra.
–Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha–.
Yo, una columna del templo
y ella la otra: pareja.
Medias lunas a lo lejos
y de cerca, luna llena.
Flujo y reflujo del agua,
dos luceros en la alberca.
norte y sur, sequía y lluvia,
unión de raíz y tierra.
–Por la izquierda entré a la vida
y ella entró por la derecha–.
Pero un día vi un espacio;
se abrió una maligna brecha
que dio cabida a una sombra
que luego se hizo materia.
–Por el medio entró la sombra
y dividió en dos mi fuerza–.
Su columna cayó al suelo.
La luna se ensució a medias.
El agua olvidó el reflujo.
Se ahogó un lucero en la alberca.
El norte apuntó al oeste
y se agotó su agua fresca
porque la sombra infinita
se la bebió ante mi puerta.
Su raíz envenenada
rechazó mi amante tierra
y se me fue de las manos
dejando mi vida a medias.
Cuando al fin nos separamos
yo cargué la herida entera.
Hoy es una cicatriz
que tiene la forma de ella.
Por eso he vuelto costumbre
andar siempre por afuera.
–Si puedo servirle en algo,
yo soy aquel de la izquierda.