Monólogo de judas
¡Tú siempre condenando la riqueza!
Envidio tus milagros. Yo quisiera
multiplicar el pan a tu manera
para que proclamaran mi grandeza.
Si las turbas salieran a mi paso
gritando: ¡Judas!, ¡Judas!, pero el Cristo
no vendrá humilde, manso y desprovisto
de bienes, como estampa del fracaso.
Hoy, cuando descansamos en el huerto,
me miraste de un modo sobrehumano
mientras yo meditaba en tu traición.
Y sentí miedo y luego desconcierto
cuando sin voz te oi decirme: “Hermano,
te perdono de todo corazón”.
¡Tú siempre condenando la riqueza!
Envidio tus milagros. Yo quisiera
multiplicar el pan a tu manera
para que proclamaran mi grandeza.
Si las turbas salieran a mi paso
gritando: ¡Judas!, ¡Judas!, pero el Cristo
no vendrá humilde, manso y desprovisto
de bienes, como estampa del fracaso.
Hoy, cuando descansamos en el huerto,
me miraste de un modo sobrehumano
mientras yo meditaba en tu traición.
Y sentí miedo y luego desconcierto
cuando sin voz te oi decirme: “Hermano,
te perdono de todo corazón”.