Enajenación sin competencia...(neosurrealista) - Poemas de Joel Fortunato Reyes Pérez

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Enajenación sin competencia...(neosurrealista)
ENAJENACIÓN SIN COMPETENCIA
(Neosurrealista)

Mañana, las formas serán tan puras, en las manos de una margarita.
Ya vendrán, en un sin embargo de cartón,
porque tiene una autonomía rara, en la piel del cocodrilo,
como si le perteneciera al saxofón el tambor del freno de mano,
y como si le fuera ajeno, el higo que come tunas,
del triste ajenjo, independiente, tan en su estado ebrio.
¡Piénsalo polen donde afloras más preciso!. Memoria, de la oscura
región donde bajabas, como ahora vive en la fiebre al saludarme
con los ladridos, que me trajo tu acento en cada silla.

¡Sí, con perfume de savia, y de ignorancia hecha nudos,
porque  creció por mis venas y se fue deslizando
con temblor de caricias inconfesadas!.
No podías dar nada,
a quien ya no estuviese viendo,
en efluvios de oro el párpado en camiseta.

Pues si, eran las amapolas como heridas
abiertas en la brisa del camino. Llantos sobre la vereda
que retumba de pronto, y  el golpe que te anuda al llegar a mis manos.
¡Alegres de mi con la fría rodilla del clavo y terrible la nieve dejó de vestirse!.
Tantas horas, tantas imágenes, en la piel del tigre,
tanto viento de infancia, en un sencillo gotear de uñas.

Tanta penumbra iluminada, ahora tiene dolor de estómago,
tantos lugares debajo del ombligo que antaño fueron suspendidos del aliento.
Aún me parece ver
al viejo vidrio en un fraile en la pasta dura del desmayo,
y luego un soplo al elevarse,
los valles en frenético temblor de guitarra.

Ya  arranca de las frondas un rumor, un hongo, una bala de cariño,
con la sensación de regreso
que conoce a los náufragos con su demencia.
¡Perro, vuela sin las espuelas, y medita con cada cabello!.

Le diré que se calle, y se peine, aunque en general sale mal, la sonata de la nariz.
Como verás en los rescoldos de la tarde, exhala
un diente verdadero, y  prende fuego en los pinos, a sus esferas
en los techos, en la antenas, y si hay azoteas,
ahí, desayunará solo al piso en la pared.

En la cordillera todo el pasado se ha hecho arroyo,
ya de repente aparecerá delante.

No turbará sonido, en el rojo de las noches,
tal vez  alguno esté  acariciando su inocente alegría solitaria.
Está en calma,
es domingo, es solo el sábado que tiene un cementerio,
con dulces perdones en un parche.
No hay que tener miedo, la seda tiene púas con diarrea.
Aquellas estrellas son granadas, borregos,
y escriben al tapete con aceite de trilobito.
¡Sí, éstas mismas estrellas, son la misma sangre,
del fracaso por tanto siglo que pocos leen!.

No distan más de esa ciudad lejana, ni el olor de vaca,
ni las últimas palomas con colmillos de alfileres tejidos en el tablero.
¡Debes ir al trabajo, las monedas te necesitan!.
Y si mueres…  ¿A  quién le dolerá el primer cabello, sólo arrepiéntete,
y rinde culto inculto, al origen que nada le importa de ti?.
¡No, ni lo pienses,
todo ésto es,
la más vil de las mentiras!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez

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