Retrato de su majestad por martínez montañés, esculpido en barro
Ya el polvo no es rüina, sino aliento.
Ya lo inmortal de lo mortal se fía.
Aquí paro en acierto la porfía,
y esculpió sus ideas el intento.
Próvido elige el barro el instrumento,
buscando proporción a su osadía,
que, como a darle espíritu atendía,
atribuyó lo humano a su elemento.
Ya, pues, que le inspiró lo eterno al vulto,
donde vuelve a nacer el sol de Iberia,
le fía al barro el andaluz Lisipo.
Que el bronce y mármol presumieran culto
de los años por sólida materia,
y para eterno bástase Filipo.
Ya el polvo no es rüina, sino aliento.
Ya lo inmortal de lo mortal se fía.
Aquí paro en acierto la porfía,
y esculpió sus ideas el intento.
Próvido elige el barro el instrumento,
buscando proporción a su osadía,
que, como a darle espíritu atendía,
atribuyó lo humano a su elemento.
Ya, pues, que le inspiró lo eterno al vulto,
donde vuelve a nacer el sol de Iberia,
le fía al barro el andaluz Lisipo.
Que el bronce y mármol presumieran culto
de los años por sólida materia,
y para eterno bástase Filipo.