Oh mil veces comigo
A Don Alonso de Santillán, que volvía de las Indias
¡Oh mil vezes comigo reduzido
al postrer punto de la vida odioso!:
¿quál astro poderoso
oy te ha restituido
a tu suelo dichoso,
Santiso, la mitad del'alma mía?
Contigo alegremente los ardores
de los soles mayores,
contigo no sentía
deel cierço los rigores.
Ambos deel mar huimos proceloso
la saña; a mí por medio del cerrado
peligro mi buen hado,
alegre y vitorioso
a puerto me a sacado.
A ti segunda vez, maladvertido,
la resaca sorbió deel mar hambriento;
y al arbitrio deel viento,
y al caso, permitido
te viste y sin aliento.
Cumple tu voto, y, grato al cielo santo,
con lágrimas gozosas ya el sereno
rostro vaña, y el seno;
que yo, Santiso, al tanto,
te espero en Mirarbueno.
¡Oh, fuese a mi vejez firme reposo
este lugar!; de mis navegaciones
y peregrinaciones,
¡oh, término dichoso
fuese!, y de mis pasiones.
Este rincón, de todos los deel suelo
me place más, do brota la primera
y la rosa postrera;
do siempre es uno el cielo,
do siempre es primavera.
Éste a la mesa espléndida conmigo
y al brindis te combida. ¡Oh cuerdo ecceso!
Dulce me es ser travieso,
cobrado un tal amigo;
dulce perder el seso.
A Don Alonso de Santillán, que volvía de las Indias
¡Oh mil vezes comigo reduzido
al postrer punto de la vida odioso!:
¿quál astro poderoso
oy te ha restituido
a tu suelo dichoso,
Santiso, la mitad del'alma mía?
Contigo alegremente los ardores
de los soles mayores,
contigo no sentía
deel cierço los rigores.
Ambos deel mar huimos proceloso
la saña; a mí por medio del cerrado
peligro mi buen hado,
alegre y vitorioso
a puerto me a sacado.
A ti segunda vez, maladvertido,
la resaca sorbió deel mar hambriento;
y al arbitrio deel viento,
y al caso, permitido
te viste y sin aliento.
Cumple tu voto, y, grato al cielo santo,
con lágrimas gozosas ya el sereno
rostro vaña, y el seno;
que yo, Santiso, al tanto,
te espero en Mirarbueno.
¡Oh, fuese a mi vejez firme reposo
este lugar!; de mis navegaciones
y peregrinaciones,
¡oh, término dichoso
fuese!, y de mis pasiones.
Este rincón, de todos los deel suelo
me place más, do brota la primera
y la rosa postrera;
do siempre es uno el cielo,
do siempre es primavera.
Éste a la mesa espléndida conmigo
y al brindis te combida. ¡Oh cuerdo ecceso!
Dulce me es ser travieso,
cobrado un tal amigo;
dulce perder el seso.