a juan manuel gil
Te quiero porque escribes poemas cada tarde
y yo los leo en silencio
y luego te persigo para que no decaigas
y no te alcance el ruido ni la lluvia.
Para que no te pierdas en ese laberinto
que inventaron los tristes, los opacos,
los necios de la tierra.
Y tú entiendes mi voz y su silencio.
Y me miras de lejos.
Y me regalas siempre la sonrisa más clara
que inventaron los dioses para amarme.
Te quiero porque escribes poemas cada tarde
y yo los leo en silencio
y luego te persigo para que no decaigas
y no te alcance el ruido ni la lluvia.
Para que no te pierdas en ese laberinto
que inventaron los tristes, los opacos,
los necios de la tierra.
Y tú entiendes mi voz y su silencio.
Y me miras de lejos.
Y me regalas siempre la sonrisa más clara
que inventaron los dioses para amarme.