Primer retrato
En esta fotografía
C.B. lee un poema de Eliot.
Un mirar atento, con cierto dejo de tristeza,
como decir adiós
o abrir cartas amarillentas.
Su rostro pálido, su mano izquierda, un paisaje desolado
de De Chirico
repitiéndose una y otra vez en sus ojos negros.
Un destino de pájaro en la lluvia.
La vida le duele, como llaga
en la carne,
Y aunque C.B. diga
que la poesía
viene sin que la llame,
lo desmienten
sus labios en tensión, los nervios a punto de estallar:
allí nomás, detrás de los curvos
huesos de su pecho,
hay alguien que busca adverbios
para no morir de frío en la penumbra
En esta fotografía
C.B. lee un poema de Eliot.
Un mirar atento, con cierto dejo de tristeza,
como decir adiós
o abrir cartas amarillentas.
Su rostro pálido, su mano izquierda, un paisaje desolado
de De Chirico
repitiéndose una y otra vez en sus ojos negros.
Un destino de pájaro en la lluvia.
La vida le duele, como llaga
en la carne,
Y aunque C.B. diga
que la poesía
viene sin que la llame,
lo desmienten
sus labios en tensión, los nervios a punto de estallar:
allí nomás, detrás de los curvos
huesos de su pecho,
hay alguien que busca adverbios
para no morir de frío en la penumbra