Confesiones
Todos los finales del gozo son llanto.
Aves nocturnas sobre tejados
Viendo las calles donde las ficciones transitan
En los rieles de extraños habitantes.
Más allá de la nocturna almohada
Y la esperanza que se dilata en los árboles,
La arena de los sueños en fotografías,
Delatan la última muerte: Ese instante
Esperando el cauce del anhelo.
He soñado, no lo niego. Pero los sueños
No existen más allá de la vida misma.
He soñado con una ciudad última:
?hacienda de pescadores justos?;
A cambio he tenido casa sin balcones, manos obscenas,
Y una marea cuyo filo corta los labios.
Ahora ya no pronuncio palabra alguna:
Me he poblado de una imprevista ceniza.
Todos los finales del gozo son llanto.
Aves nocturnas sobre tejados
Viendo las calles donde las ficciones transitan
En los rieles de extraños habitantes.
Más allá de la nocturna almohada
Y la esperanza que se dilata en los árboles,
La arena de los sueños en fotografías,
Delatan la última muerte: Ese instante
Esperando el cauce del anhelo.
He soñado, no lo niego. Pero los sueños
No existen más allá de la vida misma.
He soñado con una ciudad última:
?hacienda de pescadores justos?;
A cambio he tenido casa sin balcones, manos obscenas,
Y una marea cuyo filo corta los labios.
Ahora ya no pronuncio palabra alguna:
Me he poblado de una imprevista ceniza.