De ti podrá decirse
De ti podrá decirse:
«tuvo un incandescente
anhelo, una gran ansia
de santidad. Quería
llegar a la excelencia
cristiana; ser perfecto
como el Padre Celeste
es perfecto; soñaba
con devolver caricias
a quien clavó el colmillo
de sus malevolencias
en él, hasta cebarse.
Amaba a Dios, acaso
como pocos le aman
(Dios, que lo ve, lo sabe).
Más fue tal su miseria,
su endeblez para el vuelo
divino, que las pobres
alas lo traicionaron. . .
Y se quedó en el fondo
de su charca... Miraba
pasar aves y nubes,
con blando volar quedo,
y le decían: ¿Subes?
y él gemía: ¡No puedo!
De ti podrá decirse:
«tuvo un incandescente
anhelo, una gran ansia
de santidad. Quería
llegar a la excelencia
cristiana; ser perfecto
como el Padre Celeste
es perfecto; soñaba
con devolver caricias
a quien clavó el colmillo
de sus malevolencias
en él, hasta cebarse.
Amaba a Dios, acaso
como pocos le aman
(Dios, que lo ve, lo sabe).
Más fue tal su miseria,
su endeblez para el vuelo
divino, que las pobres
alas lo traicionaron. . .
Y se quedó en el fondo
de su charca... Miraba
pasar aves y nubes,
con blando volar quedo,
y le decían: ¿Subes?
y él gemía: ¡No puedo!