Un estoico elogia la ecuanimidad
A la orilla del río alado que cruza tu ser
a la orilla de ti misma/ subiendo/
ha crecido un abedul/ muy ecuánime él.
No se anda con llantos de sauce/
con llantos de torcaz/
con llantos de amante/ como yo mismo
que intento fundar un cañaveral en tu orilla.
Y yo que puedo hacer/ así será el amor/
como una cañita que tiembla/ llora/ ríe/ se embelesa/
de frente/ de espaldas/ de costado/ de palpitar a diestra y siniestra/
pero no se está para ecuanimidades.
Sobre todo cuando llega un pájaro purpúreo/
con el amor en el pico/ y me lo deja chiquito y piando...
qué puedo hacer ante eso/ si no acunarlo/
y regurgitar mi corazón en trocitos/
para que coma y pare de piar/ llorar.
Ése amor desatado que se lava con mis lágrimas/
que se seca con la opresión incrustada en el corazón/
y se cubre con mi manta de anhelar,
se acurruca a merced de ti/
se hace el dormido para ver si tus manos lo arropan...
y se entrega al poderoso río de la cautividad.
A la orilla del río alado que cruza tu ser
a la orilla de ti misma/ subiendo/
ha crecido un abedul/ muy ecuánime él.
No se anda con llantos de sauce/
con llantos de torcaz/
con llantos de amante/ como yo mismo
que intento fundar un cañaveral en tu orilla.
Y yo que puedo hacer/ así será el amor/
como una cañita que tiembla/ llora/ ríe/ se embelesa/
de frente/ de espaldas/ de costado/ de palpitar a diestra y siniestra/
pero no se está para ecuanimidades.
Sobre todo cuando llega un pájaro purpúreo/
con el amor en el pico/ y me lo deja chiquito y piando...
qué puedo hacer ante eso/ si no acunarlo/
y regurgitar mi corazón en trocitos/
para que coma y pare de piar/ llorar.
Ése amor desatado que se lava con mis lágrimas/
que se seca con la opresión incrustada en el corazón/
y se cubre con mi manta de anhelar,
se acurruca a merced de ti/
se hace el dormido para ver si tus manos lo arropan...
y se entrega al poderoso río de la cautividad.