El encino
El encino nos recibe
con parsimonia
en su jardín de piedras
y corrientes de aire
No hay nada en el encino
que nos haga pensar
en el harem de aromas
de las rosas
Ni en las hijas más blancas
de la camelia o la magnolia
ni en la evanescente
belleza del jazmín
El encino es un anciano
que de aquella belleza
sólo recuerda la amargura
de las bellotas
El encino nos recibe
con parsimonia
en su jardín de piedras
y corrientes de aire
No hay nada en el encino
que nos haga pensar
en el harem de aromas
de las rosas
Ni en las hijas más blancas
de la camelia o la magnolia
ni en la evanescente
belleza del jazmín
El encino es un anciano
que de aquella belleza
sólo recuerda la amargura
de las bellotas